Y es que nos hemos complicado la vida y la de nuestros maridos también. La familia ya no es tan importante. Los hijos parecen simplemente como algo a conseguir, un objeto más de consumo o un punto más a conseguir en mi lista de cosas como plantar un árbol o escribir un libro...
Lo primero es tener, tener trabajo, tener dinero, tener viajes, tener comodidades... Y nos olvidamos de que lo más importante es tener familia.
¿Qué es el hogar? Es nuestro refugio, donde llegamos y encontramos a los nuestros, donde nos sentimos seguros y a gusto, donde encontramos apoyo. Entonces, por que nos vamos y dejamos lo nuestro en manos de otro?
Hay veces que nos dejamos la piel por nuestra empresa, le dedicamos horas, esfuerzo. Pero, ¿alguna vez hemos pensado que la familia es nuestra verdadera empresa? ¿Mi jefe daría su vida por mi? Y mi familia, ¿lo daría todo por mi? El trabajo es un medio no un fin. Todo lo que invierta en la familia repercutirá para siempre.
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