
En la crianza y educación hay días fáciles y días difíciles y tenemos que ser conscientes de eso. Mis hijos son muy buenos (podemos pensar...) y ponernos nerviosos cuando fallan. También podemos pensar lo siguiente, que bajo mi punto de vista es lo justo: mis hijos son muy buenos pero tienen estos fallos, como yo los tengo y como los tenemos todos y a partir de ahí manos a la obra para ayudarlos a mejorar. Uno puede ser más orgulloso, otro menos generoso, otro más sensible, otro más gritón. Pues en vez de exigir que sean mejores o de desanimarnos tenemos que ayudarles a que sepan compartir, a que sean recios, a que se habla sin gritar.... Y luego educarnos a nosotros mismos porque esto no es de un día para otro pero con constancia veremos los frutos en el futuro.
Pero ayer fue un día duro... Se nos acaban las fuerzas a ciertas horas del día y ellos parecen que tienen más. Hemos perdido el ritmo en estos últimos 15 días de agosto... Y cuesta recuperar el orden, el horario y la rutina. Bueno, vamos a tomarnos las cosas bieeennnn y en su justa medida, cada día adelantaremos el horario un cuarto de hora para que el domingo ya tengan un horario más normal y empiecen el primer día de cole con fuerzas. ¡Ánimo mamis!
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